Yo no puedo contarte que pasó, ni porque se siente así. No puedo ayudarla y solo la veo repetir cada error cada día por mi ventana. Todas las mañanas la observo y veo el dolor en su mirada, la tristeza en los suspiros y la muerte acechando sus movimientos. Sé que debo ayudarla, pero algo me dice que es una batalla que ella tiene que ganar sola.
No se podría decir que fue ni que paso. Hace tanto que marcho que ya no se acuerda de como olían sus besos, ni donde guardó sus abrazos. Ya no recordaba nada anterior a este viaje que emprendió sola. Quizás se equivoco y tomo el peor camino, pero nadie es perfecto. Había aprendido la lección, los errores volvían y se sentía nuevamente frustrada. Sabía que solo una cosa la curaría, un nuevo abrazo. Nadie más le podía ayudar, pero ¿Qué pasa? ¿Qué pasa si él ya no esta? ¿Qué hará ahora? Los problemas han vuelto, se siente sola otra vez y no puede regresar a su hogar. Pero ¿que hogar? Si su hogar ya no esta completo, ¿como llamarlo hogar? Se siente rota por dentro, y no encuentra la señal, el camino. Quiere volver a su hogar, pero en su hogar ya no esta él. No puede secar sus lágrimas, se pierde por dentro.
Ella quiere volver, pero en su hogar no hay nadie. Hubo demasiados problemas y ahora no sabe donde pertenece, solo quiere correr y dejar atrás las mentiras que la rompieron en mil pedazos y llegar a su hogar, pero ¿Qué hogar? Quiere secar sus lágrimas, levantar la cabeza y sonreír.
Ella solía gritar delante de la muchedumbre por todos los sentimientos que había ocultado este tiempo, los sueños que no encontró. Porque había perdido su mente, su corazón, su fe.
Por haber perdido su hogar, su sitio; ÉL.
